El aceite de oliva virgen extra es ese ingrediente que no podemos dejar de utilizar, tanto por su calidad y sabor como por sus excelentes propiedades y beneficios.
Esto no es algo novedoso, puesto que, desde su origen, el aceite de oliva ha adquirido relevancia en las distintas épocas de la historia. ¡Adéntrate con nosotros a conocer el origen del aceite de oliva!
Conocer la etimología de las palabras “aceite” y “oliva” nos permite conocer la historia y procedencia de nuestro bien más preciado, el aceite de oliva.
Así, sabemos que la palabra oliva procede del término griego “ελαια”, y derivó en el término latino “óleum”. Esta palabra pasó a ser posteriormente “oli” en las lenguas romances, dando lugar al “oil” inglés y al “öl” alemán.
Por su parte, la palabra aceite procede del vocablo hebreo “zait”, el cual derivó al árabe como “zaitum”. Ambos términos hacen referencia tanto al fruto, la aceituna, como al aceite de oliva.
Conociendo la procedencia de ambos términos, no cabe duda de que el origen del aceite de oliva es mediterráneo.
Aunque hay quienes afirman que el aceite de oliva quizás naciera con la agricultura o en el Paleolítico Superior (12.000 a.C.), está confirmado que la producción de aceite de oliva se origina en las regiones de Siria, Líbano, Palestina e Israel. Fue en esta zona donde se comenzó a extraer aceite de las aceitunas salvajes.
El cultivo del olivo se inicia en el 2.000 a.C., fecha que datan las primeras referencias documentales y arqueológicas. En la época egipcia, el aceite de oliva se usa con fines cosméticos, religiosos y espirituales. De hecho, la diosa Isis (madre de todos los dioses) fue quien enseñó a los hombres el cultivo del olivo.
En Egipto comienza, además, la comercialización del aceite de oliva, el cual pasa a formar parte de la trilogía mediterránea: pan, vino y aceite.
La producción de aceite de oliva llega a los griegos a mediados del segundo milenio a.C. y gracias a la conquista de Creta.
En Grecia, el aceite de oliva consigue un papel relevante en la sociedad: Atenas debe su nombre gracias al aceite de oliva, ingrediente que se utilizaba para premiar a los ganadores en los Juegos Olímpicos.
El aceite de oliva era considerado un símbolo de distinción entre clases, pues solo las más favorecidas consumían aceite de oliva. Además, se le daban otros usos, como culinario, como remedio medicinal, cosmético o, incluso, como combustible.
En la expansión colonial griega, en el siglo VII a.C., los griegos llevaron la producción de aceite de oliva a Italia. Cabe mencionar la relevancia del pueblo fenicio, el gran comerciante de la antigüedad; ya que fueron estos quienes llevaron el cultivo del olivo a la actual Andalucía en el siglo XI a.C.
Los romanos adquirían las costumbres, tradiciones y técnicas de los griegos y los perfeccionaban. Gracias a la llegada del Imperio Romano, el consumo de aceite de oliva se expande como no lo había hecho antes. De hecho, los romanos mejoraron tanto el traslado del aceite de oliva como su cultivo.
Le daban mucha importancia al aceite de oliva como eje principal de su gastronomía. Asimismo, también se empleaba como combustible para la iluminación, en la cosmética o en la elaboración de perfumes y ungüentos. También se utilizaba como uso médico, como hidratante corporal, para curar heridas, úlceras, bajar la fiebre…
Las costas de Tripolitania (Libia), la Baetica (Andalucía) y el mediterráneo francés fueron los tres grandes centros de producción de aceite durante los siglos del Imperio Romano. Sin embargo, el predominio andaluz y, especialmente, jiennense, en la producción de aceite de oliva ya comienza a notarse en esta época.
Por entonces, la provincia romana Baética fue la principal provincia productora de aceite de oliva durante los siglos de esplendor del Imperio Romano. De hecho, la colina Testaccio, en Roma, es una colina artificial formada por millones de ánforas oleicas transportadas desde Baética.
Con la Edad Media, vino la decadencia del Imperio Romano y todas sus costumbres y tradiciones, como la producción del aceite de oliva y la demanda del mismo. Solo las clases más altas de la sociedad del momento podían disfrutar del aceite de oliva.
La producción de aceite de oliva estaba controlada por las órdenes religiosas, las cuales le dieron un uso litúrgico. El aceite de oliva era consagrado y se utilizaba en la iluminación de las iglesias. Aunque su uso principal fue culinario, también se utilizaba en la medicina.
Las revoluciones tecnológicas de los siglos XIX y XX mejoraron las técnicas de cultivo, recolección y distribución que permitieron elaborar productos cada vez de mayor calidad y de manera más rápida.
Por otra parte, también aumentaron los costes del mismo.
España se encuentra a la cabeza del ranking mundial de productores de aceite de oliva, seguida de Italia. La Unión Europea es la principal exportadora de aceite de oliva al exterior y es entre sus fronteras donde más se consume el oro líquido.
El aceite de oliva se ha convertido en un ingrediente indispensable en la Dieta Mediterránea, la cual está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Actualmente, se llevan a cabo múltiples investigaciones científicas para advertir de los beneficios saludables que tiene el consumo diario de aceite de oliva en nuestra salud.
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